viernes, 22 de febrero de 2013

Lucia y Mario

Mario era un chico algo tímido y muy discreto con los sentimientos, nunca había sabido entenderlos del todo, tenía sólo 16 años cuando la conoció y todo su mundo giró 180 grados, buscaba su mirada en las calles, dibujaba su rostro en aquel portafolios lleno de sueños y nunca se atrevía a dirigirle la palabra, ni siquiera a concederle una de sus sonrisas.  Deseaba entre libros y canciones que llegara otra vez el día siguiente para volver a verla en la escuela. En el patio a las 2 del medio día la esperaba sin descanso, no se iba a casa hasta que no marchaba ella. En los recreos de reojo mientras se comía el almuerzo vigilaba su cuerpo, como corría y reía, sus pasos eran sus pasos, esclavo de su belleza etérea y juvenil, la deseaba, deseaba incontrolablemente su cuerpo e imaginaba como serían sus besos. Pero el tiempo se le escapaba de las manos y no sucedía nada, no hacía nada por cambiar su destino, por hacer realidad su sueño...

Un año después ella se acercó al muchacho y le preguntó - ¿por qué me miras así y no haces nada? no me voy a romper!- exclamó ella riendo y saltando por el patio del colegio, incitándole, provocándole, para que él se atreviera de una vez por todas a cortejarla. Ella sabía cuales eran los sentimientos de Mario, pero él seguía sin entenderlos de todo, - ¿que es el amor? ¿ por qué me siento así si apenas la conozco? llevo años amándola en silencio y casi no la conozco...-

Después de aquello Mario y Lucia comenzaron a ser amigos, él no podía creerlo, pero ella hacía todo lo posible para que Mario se abriera y le mostrara su mundo. La amistad fue creciendo y creciendo y un día después de mucho tiempo de espera, de deseos ocultos y de miedos imprecisos, Lucia y Mario se unieron en un beso, un beso que lo cambio todo para ellos, primero fue ese beso y después llego todo lo demás indescifrable y mágico que marcaría sus vidas para siempre, ¿amistad o amor? eso era lo de menos, en su relación cabía todo menos el odio.

Pero después de un tiempo Lucia tubo que cambiar de residencia e irse a vivir fuera y pese a los intentos de los dos jóvenes la relación única y especial se rompió o quizás se marchitó. Pasaron los años y cada uno hizo su vida, pero Mario nunca olvidó a Lucia y Lucia nunca olvidó a Mario. Ningún amor pudo borrar aquella relación extraña, aquel amor de juventud, de infancia, primer amor, primer desamor, primer beso.


La esencia del amor permaneció en dos corazones que nunca pudieron alejarse del todo...

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