jueves, 21 de abril de 2016

CORAZON DE AGUJA



Corazón de aguja, torpeza inhabilitada, corazón crepuscular, siempre lleno de avaricia, corazón, corazón de aguja, corazón que serpentea por minúsculas montañas,
Corazón que intenta, que pelea, corazón que lucha, cuando ya nada queda,
Corazón, simplemente corazón.

Siempre viviendo a través de él, siempre eligiendo a través de él, a veces incluso luchando contra él, corazón que alimenta cada sentimiento, sentimiento que obstaculiza, sentimiento que atrapa y sale de mi alma.

¿Es mi corazón un océano de dudas, o es mi mente la que duda cuando mi corazón aprieta?
Cuando ese músculo golpea, atraviesa, cuando ese músculo bombea y bombea y no me deja ver lo que siento…

Es mi mente la que paraliza cada momento en el que quiero conseguir mis sueños…
Mi mente siempre proclamándose en mi oído, mi corazón susurra, mi mente grita.
Soy yo la prisionera de esa mentira, esa mente que se interpone, más allá de los conductos incisivos de mi corazón sangrante, más que cada cicatriz y cada miedo, cada punzón, cada aguja, porque mi corazón es de aguja.

A veces lo siento pequeño, ínfimo, insignificante, como una gota de lluvia; pero luego va creciendo y creciendo y se hace enorme, más grande que el firmamento…
Dentro de mi garganta puedo ver el universo, cuando la abro bien fuerte, de frente en el espejo y me veo a mi misma, lo que soy y no tengo miedo de mirarme a los ojos sinceramente; como un pájaro que vuela sobre el aire y sabe hacerlo, así me siento cuando creo que puedo.
Otras veces me pierdo y creo que no puedo, todo es culpa del miedo, y solamente soy yo la que detiene el momento, la que no deja que la energía fluya.
¿Y qué más da? Nada tiene sentido, ¿todo es casualidad o todo está hecho a medida?
Quizás estemos hechos a medida, seamos partículas, lluvia de estrellas, océanos, átomos, libélulas que sobrevuelan un aire inconsciente, somos lo que queramos ser.

Somos zombies con los ojos vendados, pero podemos ser conscientes, divinidades con alas de gigante.


Irene.



martes, 26 de enero de 2016

Hoy...

En estos días me replanteo todo, si soy alérgica al pescado o me gusta más volar que caminar,
me replanteo mi presente, porque el futuro está muy lejos y aún no lo conozco,
porque la vida me ha enseñado que hacer planes sólo te hace replantearte de nuevo lo que puedes o quieres hacer. Que nunca y siempre son palabras que no sirven de nada, Que al mal tiempo buena cara y que 31 años tampoco son tantos como parece, son sólo un recorrido necesario en mi camino, un cumulo de experiencias, el todo y la nada y muchísimas cosas más a las que yo les pongo nombre pero no tienen nada que ver con el valor que tienen. Quizá sólo hayan sido piedras que debía saltar para aprender y eso me ha fortalecido; quizá nunca haya sido fácil traspasar mi realidad y acostumbrarme a ella y quizá tampoco haya sido fácil para mi la pérdida, pero ya es demasiado tarde y el frío no me deja ver.

 Aquí unos versos:

Podría llenar de luz esta oscuridad que me absorbe y que me hace sentir emoción,
lágrimas que caen al vacío sin llegar a tocar el suelo, cicatrices que se alimentan
de este caos, saber que mañana no existe todavía en el calendario me hace ver con claridad,
ese mundo que quizás nunca llegue a conocer del todo.

Podría colgarme de unos brazos fuertes al caminar pero prefiero hacerlo sola y sentir la compañía en libertad, endulzar de vida esta soledad que siento ahora, tan necesaria para mi.
Impregnar de letras la habitación y colorearme los sentidos para tocar mejor, quizás mi corazón.

Enseñar y aprender y buscar lo que es mejor para mi, bucear en el contrasentido de esta existencia infinita y real, quitarle problemas a los días y solucionar mi realidad, observar de cerca y de lejos lo que aún puedo cambiar, querer y amar, pero nunca a medias. Intentar, siempre intentar de nuevo tras cada caída y circunstancia vivida.

Olvidar lo que me duele, extirpar lo que me mata de un soplido y sentir que se puede encontrar siempre en algún rincón la felicidad. Saber que ya nada tengo que perder, que siempre hay otra oportunidad y que nadie sabe cuanto poder tiene hasta que realmente lo intenta.

Irene