Jugábamos a ser dos niños desde la noche hasta la
mañana,
Y creíamos que éramos invencibles y super héroes de leyendas de plata,
Yo jugaba a ser la princesa de un cuento infinito
y tú jugabas con mi
Pelo más largo que ríos y montañas,
éramos dos niños huidizos de fantasmas,
Y monstruos escondidos bajo las camas y las
telarañas.
Jugábamos de vez en cuando a tirarnos piedras y
manzanas,
Podridas a veces otras maduras y llenas de vida,
Éramos más jóvenes y más viejos que el mar, entre
arena y sal,
sentíamos el aire en nuestras caras, y nuestros
cuerpos
Atolondrados y salvajes se mecían en los lagos más
ruidosos,
En los bosques más encantados.
Éramos niños o éramos como niños que buscan perlas
en el océano
Más místico, más submarino, más único.
Intentábamos escalar retos, superar momentos
difíciles cogidos de la
mano, buscando tesoros escondidos en nuestros ojos,
mirando al infinito
más perdido de nuestros corazones desdibujados de
niños.
Y yo me preguntaba dónde habías estado todo este
tiempo,
Todo este tiempo que no te había visto, que no
habíamos jugado juntos,
Me decía a mi misma que era la niña más afortunada
y feliz de este
cuento, y a veces sentía que era mentira pero
cuanto te quería
Y cuanto te quiero, mientras naufrago en tu
compañía,
En sueños pintados y acuarelas en las manos.
Cuanto hemos jugado,
A ser dioses diminutos, a tocar la luna con las
manos, cuanto hemos
jugado a ser niños, niños que se aman, hemos
jugado al amor,
Y jugamos cada día con miedo y valentía, con
fuerza y a veces con
sentimientos de dolor, jugamos al amor porque no
sabemos otro juego
Y sin embargo nunca sé quien es el ganador o el
perdedor,
Siempre existe el riesgo de ganar o perderme
contigo y aún así seguimos
buscando pistas e intentamos averiguar este
rompecabezas, de
casualidades y certezas. Y no puedo dejar de
hacerlo y tú tampoco,
quizá sea lo mejor que tenemos, quizá sea lo
único, quizá sea eterno.
Irene